Seti I hijo de Ramsés I y Sitra, fue el segundo faraón de la dinastía XIX; gobernó unos quince años, de c. 1294 a 1279 a. C.
Fue militar, como su padre, nacido en la región del delta del Nilo, en la zona de Avaris. Su nombre proviene de Seth, el dios de la guerra, de las armas y del ejército, al que Sethy I sirvió como sacerdote antes de ser soldado.
No se sabe mucho de la juventud de Sethy I, mas sí sobre su reinado. Al convertirse su padre en visir de Horemheb y más tarde en faraón, fue pronto asociado al trono, pero ya por entonces era de edad madura. En su primer año de gobierno en solitario, se lanzó a la temeraria conquista de Palestina, Siria y Fenicia, que habían logrado su independencia durante el reinado de Ajenatón o habían sido conquistadas por los temibles hititas, tradicionales enemigos de Egipto. Las campañas de Sethy por el sur de estos territorios fue un rotundo éxito, sin igual desde los tiempos de Thutmose III y Amenhotep II, pero no se atrevió a ir más al norte por el avance del dominio hitita.
Al subir al trono, Sethy ya era un padre de familia, y su esposa de toda la vida, Tuya, fue ascendida al rango de gran esposa real. Se ha querido ver también que Sethy I fue marido de la oscura Tanedyemy, una reina de comienzos de la dinastía, de la que desconocemos su filiación, pero que probablemente fuera la hija de Horemheb y el lazo de unión entre las dinastías XVIII y XIX.
Horemheb, Ramsés I y Sethy I debieron pacificar y reordenar Egipto, siendo otra de sus conquistas dominar a los poderosos sacerdotes de Amón, que tras el fin de la revolución de Ajenatón habían vuelto a ser demasiado poderosos. Un éxito en esta batalla silenciosa fue el impedir que los hijos heredasen el cargo. Al mismo tiempo, se potenció el culto a los demás dioses tradicionales (prohibiendo, por supuesto, mencionar al dios Atón), especialmente el dios Seth, de quien se hizo restaurar su templo en Avaris. Fue precisamente bajo Sethy I cuando comenzó la verdadera persecución hacia el recuerdo de Ajenatón, y su capital inconclusa, Ajetatón, comenzó a ser demolida.
La dinastía XIX había nacido como una verdadera familia de reyes guerreros, de un claro origen militar. El sucesor de Sethy, el futuro Ramsés II no sería una excepción, y fue debido a la inmensa fama que cobró este faraón que la memoria de Sethy I nos ha llegado, inmerecidamente, algo disminuida. También la dinastía XIX, sobre todo en sus comienzos, fue una casa real que impulsó grandes construcciones, y sólo los reinados relativamente cortos de Ramsés I y Sethy I impidieron que pudieran terminarse colosales monumentos que más tarde se adjudicaría Ramsés II como propios.
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